Repensar las prácticas, aumentar la inclusión y combatir la incitación al odio son los retos para la diversidad en el periodismo, según expertos del 16º Coloquio


Uno de los retos en América Latina es precisamente entender qué es la diversidad, que la periodista mexicana Mariana Alvarado conceptualiza como “el reconocimiento de la singularidad de cada persona desde un enfoque de derechos humanos”.

En este sentido, se trata de una cuestión mucho más amplia que la diversidad de género, pues en realidad abarca toda la diversidad de las sociedades latinoamericanas. “Tenemos también la población migrante, los pueblos indígenas, las personas con discapacidad”, dijo.

Alvarado participó en un panel sobre “Diversidad en las noticias y redacciones latinoamericanas” durante el segundo panel del 16º Coloquio Iberoamericano de Periodismo Digital, que tuvo lugar el 16 de abril de 2023 en la Universidad de Texas en Austin.

La conversación fue moderada por Celeste González de Bustamante, profesora y decana asociada de la Facultad Moody de Comunicación de  UT Austin, y contó también con la participación de las periodistas Belén Arce Terceros, de la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano; Daniela Mendoza, directora general de Verificado MX; y Lu Ortiz, fundadora de Vita-Activa.org.

Alvarado, quien también forma parte de la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano, afirmó que en los últimos 25 años ha habido avances considerables, ya que hace dos décadas “hablar de la comunidad LGBTI era imposible, impensable en Latinoamérica” debido al contexto conservador y religioso de la región.

 

five women sitting in front of an audience in a classroom

De izquierda a derecha: Lu Ortiz, Belén Arce Terceros, Daniela Mendoza, Mariana Alvarado y Celeste González de Bustamante durante el panel del 16º Coloquio Iberoamericano de Periodismo Digital. (Foto: Patricia Lim/Knight Center)

 

Entre estos avances se encuentran nuevos formatos para tratar el tema en periódicos tradicionales como El Espectador, de Colombia, que cuenta con las secciones Las Igualadas y La Disidencia para tratar las diversidades de género y sexual. La aparición de medios de nicho, como Yo También, dedicado a las personas con discapacidad, y Agenda Propia, especializado en la cobertura intercultural por y sobre los pueblos indígenas, son también pruebas de los avances en la región, dijo Alvarado.

Sin embargo, la pandemia impuso retrocesos, dijo Alvarado, destacando datos recientes del Instituto Reuters que apuntan a una caída significativa en el porcentaje de mujeres que ocupan puestos de liderazgo en las redaccionesentre 2020 y 2023 en Brasil y México.

“¿Qué pasó con esas mujeres que ya estaban en puestos de dirección? Llega la pandemia y muchas de ellas tuvieron que volver a casa para cuidar de sus hijos”, dijo.

Otro reto relacionado con la diversidad en el periodismo es la lucha contra los estereotipos en la cobertura informativa y el discurso del odio, señaló.

Alvarado destacó que la red ha estado trabajando junto con el Centro Knight para el Periodismo en las Américas para promover la diversidad en el periodismo latinoamericano, mediante la celebración de conferencias y cursos en línea y la publicación de un e-book sobre el tema.

“Si alguna redacción necesita capacitación, una charla, pues estamos ahí”, dijo ella.

También cofundadora de la red, Belén Arce Terceros habló de la falta de datos sobre quién está presente y quién falta en las redacciones latinoamericanas. Mencionó otros grupos que a menudo se descuidan en la cobertura informativa, como las personas en situación de vulnerabilidad económica, los ancianos y los niños y adolescentes. Respecto a este último grupo, Terceros presentó datos de Argentina, donde los niños y adolescentes son representados como víctimas o como fuente de diferentes tipos de violencia y sus perspectivas no son consideradas en la cobertura.

También destacó la importancia no sólo de incluir nuevos temas y asuntos en la cobertura informativa, sino también de reflexionar sobre las perspectivas a través de las cuales se realiza esta inclusión, teniendo siempre en cuenta el contexto local.

“A veces pensamos que [la diversidad] es sólo un tema de derechos humanos (…), pero también tiene que ver con la calidad del periodismo”, porque se trata de contar historias más completas, con más información, dijo Terceros.

Daniela Mendoza, directora general de Verificado MX, habló sobre el tema de la desinformación desde la perspectiva de la diversidad sexual. Mencionó ejemplos de la prensa mexicana que reproduce estereotipos y discursos LGBTfóbicos en coberturas relacionadas con las personas transgénero y la igualdad matrimonial.

“Las palabras importan”, dijo Mendoza, y añadió que esto no era lo único importante. “No es sólo cómo se dice, sino qué se dice y cuánto espacio es que se destina en los medios a exponer la situación”.

Mendoza también habló de la importancia de crear narrativas alternativas que cuenten historias positivas de “logros, aportaciones, creación” de las personas LGBTQIA.

“Tenemos que combatir la desinformación, porque la desinformación culmina en transfobia, violencia institucional, homofobia. La desinformación es el caldo de cultivo del discurso del odio y en este tema en particular es súper relevante”, dijo.

Lu Ortiz, fundadora de Vita-Activa.org, una organización que apoya a mujeres y personas LGBTIQ+ periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos, abordó la aparición de la violencia en línea contra los periodistas. Hizo hincapié en los altos niveles de violencia de género contra las mujeres periodistas en el entorno digital.

“Ya es imposible separar la violencia digital de la violencia física. Esos tiempos ya pasaron (…). Todo lo que nos afecta ya pasa de lo tecnológico a lo físico”, dijo.

Citó los datos de un estudio realizado por la UNESCO y el Centro Internacional de Periodistas (ICFJ) publicado en 2020, en el que el 73% de las 625 mujeres periodistas entrevistadas en todo el mundo afirmaron haber sido ya objeto de violencia en línea, y sólo el 25% de ellas denunciaron las agresiones a sus empleadores.

“También hay una corresponsabilidad con las personas que nos emplean, que nos comisionan las notas, que nos financian los estudios. No podemos seguir pensando que estamos desconectadas la periodista y la nota y la persona que publica la nota y la violencia. Entonces si vamos a hacer una fila de Conga, por favor, también incluyan a sus editores y a los medios de una buena vez.”, dijo Ortiz.

También citó casos de violencia en la red sufridos por las periodistas Patrícia Campos Mello, de Brasil, y Nayeli Roldán, de México, y mencionó los ataques contra periodistas promovidos por los gobiernos de Rodrigo Chávez en Costa Rica y Nayib Bukele en El Salvador para ilustrar la situación de emergencia en la que se encuentran estos profesionales en la región.

Sin embargo, Ortiz dijo que le gustaría terminar su intervención y el panel con un mensaje de esperanza.

“Ya sabemos de dónde vienen y quiénes son los malos y las malas”, dijo. “Podemos comenzar a prepararnos emocionalmente, digitalmente, organizativamente, pero sobre todo mediáticamente para combatirlos. Hay muchas herramientas muy bellas, pero la más grande que tenemos es esta comunidad. Es de manera comunitaria como nosotras, nosotros y nosotres nos enfrentamos a la violencia. La desinformación mata. Pero las comadres te salvan. Somos una manada”.